Existe la privacidad del vestuario. El lugar sagrado donde a menudo se enfada y donde la mayor parte de los casos no filtra (como es justo) ni siquiera media palabra. Pero, cuando las cosas no van como deberían, para aclarar algún concepto también están las ocasiones públicas. No es fundamental dar nombres y apellidos: los destinatarios del mensaje son reconoscibles y sobre todo perfectamente capaz de saber que se trata de ellos. Massimiliano Allegri ayer intervino en el 15º Congreso Nacional Iom (Asociación Italiana de Oncología Médica), como testimonial de “No marcarse un autogol, juega al ataque contra el cáncer”, un proyecto dedicado a los chicos de las escuelas superiores promocionado por la Aiom con el apoyo de Gea World.
Una intervención bastante sentida por el técnico rossonero, que se hizo portavoz de un mensaje tremendamente importante: “El mundo del deporte puede y debe ayudar a los jóvenes a comprender la importancia de la prevención”. Por tanto, practicar una vida lo más sana posible, “haciendo deporte, porque alrededor veo a los chicos algo sedentarios”. El fondo del discurso es precisamente el ejemplo que llega desde el mundo deportivo profesional. Y aquí que en las palabras de Max se generan consideraciones y valoraciones fácilmente asociables a alguno de sus descendientes: “Los futbolistas son ejemplos públicos. Los niños los ven por televisión, observan sus comportamientos y por tanto los jugadores deben comprender que ahora tienen muchas responsabilidades. Quizás excesivas para su edad, porque ellos también son jóvenes, pero las cosas son así y por tanto deben comportarse en consecuencia, dando un buen ejemplo”.
Una forma indirecta para volver a llamar a la tropa, es la clara sensación de lo que obtienen escuchando a Allegri. Que luego entra de manera específica, por lo que se caen las dudas: “Repito, los jugadores deben ser un ejemplo, y no sólo porque se pongan pendientes o se hagan crestas”. El tema de los pendientes es algo bastante difuso, pero está claro que dos indicios restringen bastante el campo de la plantilla rossonera. Allegri prosigue con el razonamiento, y entran en duda otros nombres fácilmente deducibles: “Cuando veo a algunos jugadores fumar les digo que lo dejen, mientras que en cuanto a la alimentación somos una categoría afortunada porque los médicos nos ayudan mucho. En cuanto al sexo es justo hacerlo, pero usando protección”.
Queriendo resumir en pocas palabras el mensaje, sería algo más o menos así: pensemos menos en el aspecto, olvidemonos de los malos hábitos como fumar y la mala alimentación, pensando solo en jugar. Posiblemente, en ganar. Los mensajes subliminales (pero tampoco tanto) de Allegri llegan, casualmente, con el equipo que se encuentra duodécimo en la tabla, a -13 puntos del liderato, a -11 del tercer puesto y con hasta ocho jornadas de sanción acumuladas en tan solo siete partidos. Por tanto, a dar ejemplo: que luego, cuando se gane, crestas y pendientes serán el último de los problemas.
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