lunes, 18 de noviembre de 2013

Robinho listo para volver al Milan.

Una nueva ocasión, porque a él nunca se le han sido negadas, y a fuerza de tenerlas al final ha vuelto a reconquistar Brasil. Otra ocasión para volver a ganarse al Milan ahora que su regreso a la Selección se consumó en Miami, con éxito. Robinho sueña con el Mundial y se entrena para ganarse la convocatoria, como comentó hace algunos días en Globo Esporte. Pero sin el apoyo y las presencias en el Milan, será complicado que ese sueño se pueda hacer realidad.
Será complicado que Allegri se prive de Robinho el sábado ante el Genoa. Con El Shaarawy todavía recuperándose, el brasileño sigue siendo el primer cambio para los delanteros de banda, y seguramente será titular. Kakà es el único inamovible, viendo la situación, el proyecto de Ricky como playmaker deberá esperar. Balotelli y Matri son alternativas en este momento. El tercero del trío de ataque podría ser Birsa, o más complicado, Niang. Binho tendrá muchas posibilidades de jugar, y no solo por la asistencia de tacón para el gol de Hulk ante Honduras.
Brasil ganó ampliamente (5-0), Robinho no marcó, pero encantó. Dejó su sello, ha vuelto a la Selección tras una larga temporada, dejó su firma sobre la piel del Barcelona en San Siro, hace pocas semanas. Una lástima que luego, en Verona ante el Chievo, fallara el gol más fácil, centrando de lleno el palo y abriendo la fase más oscura de la crisis del Milan. Ahora Allegri espera que la gran confianza puesta sobre Robinho sea devuelta, con algo más importante que un gol marcado a uno de los equipos más fuertes del mundo. Hace falta ser concretos en el campeonato para apuntalar de alguna manera el banquillo más tembloroso de Italia, y de Binho se pretenden números decisivos también en el campeonato, contra rivales menos poderosos que el Barça.
Porque un gol al Barça te puede hacer que seas convocado, pero para hacerle la vida algo más tranquila al Milan hacen falta victorias y puntos en la Serie A. Así Allegri y el brasileño siguen unidos al doble filo. Su unión se hizo todavía más fuerte cuando el técnico decidió dejar en el banquillo a El Shaarawy, por aquel entonces todavía en fase de gloria, para hacer que jugara el 7 rossonero ante el Nápoles. Ahí la historia del Milan estaba por cambiar, pero Allegri tiene siete vitas y sigue luchando en el banquillo.
Lucha, y pretende apoyo de uno de sus jugadores favoritos, que se divierte lanzando saques de falta y manda casi siempre en el campo, incluso cuando su condición física es discutible. Por otra parte, Robinho se merece algo de esa confianza: fue uno de los protagonistas del año del scudetto (14 goles, al igual que Ibra y Pato), puede jugar en todas las posiciones del ataque, y la presencia de Kakà lo ha revitalizado mentalmente. Hasta ahora, entre los dos, ha sido más fácil para él reconquistar la Selección y cultivar una ambición mundial, pero Ricky no se dará por vencido.
Ricky es el líder, un capitán virtual que lleva consigo la herencia del viejo Milan. Robinho es el jugador con las maletas puestas que desde enero a agosto solo pensaba en la manera de volver a Brasil. Pero se quedó, y Allegri le necesita. Si quiere llegar al Mundial, deberá buscar la manera de devolver tantas largas esperas.

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