El Milan salió con un 4-3-1-2 con Montolivo de mediapunta, mostrando una gran intensidad en el inicio, aunque duraría 5 minutos. Luego el partido se frenó y la Roma pudo hacerse con el balón.
La primera la tuvo Gervinho, en una incursión por banda izquierda y disparo con la diestra que atajó Abbiati. La Roma avisaba de por dónde podía venir el peligro.
La Roma intentaba tener la posesión, pero el Milan estaba, en un inicio, bien ordenado y cortando cualquier ataque. Pese a eso, otra acción de Gervinho por la zurda, con penetración en el área, hizo que los centrales perdieran la marca de Destro, que marcó a placer tras pase de la muerte del marfileño.
Al Milan le costaba mucho crear jugadas de ataque, sobre todo por la falta de constructor en el centro del campo, motivado por el adelanto de posición de Montolivo, y llegaba al área en cuentagotas. Un disparo blando de Kaká fue lo más peligroso de un equipo que sufría para crear fútbol. Además, Gervinho campaba a sus anchas por el ancho del campo, generando peligro constante en área local.
Y el empate llegó tras la mejor acción ofensiva del conjunto rossonero, de las botas de Urby Emanuelson. El holandés provocó un saque de esquina con un buen regate y un disparo que despejaría De Sanctis. En el córner, Balotelli peinó el balón y Zapata, libre de marca, remataría en el área pequeña para poner las tablas.
El Milan parecía recuperado, pero su afición no se libró de un enorme susto un minuto después. Un mal despeje en la salida de Abbiati permitió a Bradley recoger un buen balón, aunque un poco escorado, para rematar a portería. Lo hizo, pero demasiado blando, dándole tiempo a la defensa milanista a despejar el esférico sobre la línea cuando parecía entrar. Llegó el descanso y el Milan respiró. Se había salvado.
El segundo tiempo no empezó nada bien para el conjunto local. Ya desde el pitido inicial, Gabriel tuvo que sustituir a Abbiati por lesión y el guardameta brasileño no pudo tener una peor primera intervención. En un balón largo de Bradley, Gabriel salió tarde y mal y se llevó por delante a Gervinho, cometiendo un claro penalti. Strootman no perdonó y volvió a adelantar a la Roma a los cinco minutos.
Pasaban los minutos y el partido se jugaba en el centro del campo. Ninguna llegada, poca posesión para ambos equipos y un Milan que debía reaccionar. Y lo hizo en forma de cambio. Allegri dio entrada a Matri y redestribuyó el equipo, con Montolivo en el centro del campo, Kakà en la mediapunta y dos delanteros. Quería tener el control en la zona de creación.
Y en medio de la indecisión, la Roma pudo marcar el tercero. Una buena triangulación entre Ljajic, Totti y Maicon acabó con el centro del brasileño para la cabeza de Bradley, que remató desviado. El Milan, sin embargo no se rendía. Falta tras falta, la afición cada vez se enfadaba más y el ambiente se trasladó al césped dónde, por protestar, Allegri sería expulsado. En el minuto 76, tras una buena asistencia entre líneas de Kaká y una perfecta dejada de cara de Balotelli, Muntari, llegando desde la segunda línea, fusilaría a De Sanctis volviendo a poner el empate y levantando el ánimo de un San Siro que se veía sin puntos.
El Milan quería ganar y la Roma, entonces, se vio obligada a recular. Los balones se repartían entre Kaká y Montolivo, pero no llegaban a la delantera. El partido se caldeaba y empezaron a volar las tarjetas, para un bando y para el otro.
En un lanzamiento de falta, Mario Balotelli pudo marcar el tercero, pero su disparo, demasiado centrado, pudo ser despejado por De Sanctis. Con la lesión de Emanuelson el partido se enfrió y llegó a su final, no sin antes tener, el mismo Balotelli, la mejor ocasión del partido, en un disparo franco, desde el centro del área, que se marchó desviado.
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