domingo, 26 de enero de 2014

Cagliari 1-2 Milan.



Sigue costándole demasiado al nuevo Milan de Clarence Seedorf sacar los partidos con éxito. Los inicios son buenos, la presión, la intensidad y las llegadas a portería. Pero al poco rato el conjuntorossonero pierde el control, el ritmo ofensivo y la intensidad. Eso, sumado a los terribles errores defensivos aun sin resolver, convierten al Milan en un conjunto todavía vulnerable. Pese a eso, hoy las individualidades sacaron el equipo a flote.

Ya en el primer minuto el Milan pudo verse afectado por su nerviosismo y la necesidad de conseguir una victoria convincente y es que, en un error grave de riesgo en la entrega de un balón demasiado cerca del área, Bonera y Amelia pudieron regalar al Cagliari el primer gol del encuentro. También pudo Robinho ser el autor del primer tanto al aprovechar una pérdida de balón peligrosa de la defensa local, pero su disparo salió muy cerca del palo a los 5 minutos.

En ese primer tiempo, el Milan le puso la intensidad necesaria, pero sólo durante 20 minutos. Bien posicionado sobre el terreno de juego, esforzándose físicamente y acercándose peligrosamente al área aprovechando los errores de colocación y velocidad del equipo siciliano. Los contraataques, con un Emanuelson haciendo gala de su capacidad ofensiva, generaron mucho peligro y facilitaron a Balotelli y Honda tener claras oportunidades para abrir el macador. Pero quién abrió el marcador fue el Cagliari, aprovechando otro grave error de Marco Amelia en la entrega y un regate fantástico de Sau que dejó sentados a Bonera y al mismo guardameta milanista. Tras ese tanto, el Cagliari retrasó líneas y el Milan se hizo con el balón de forma definitiva, pero con menos espacios y menos terreno para correr acabó estando espeso y sin electricidad.

No empezó bien el Milan en el segundo tiempo. Tal y como le ocurrió en anteriores partidos, el nerviosismo por llegar a portería rápidamente hizo que el equipo tuviera poca paciencia para tener el balón y tocar tranquilamente, cometiendo errores en la entrega y lanzando demasiados balones arriba y buscando en largo a un Balotelli que poco podía hacer. Incluso quién creó más peligro fue el conjunto local, que de las botas de Pinilla pudo sentenciar el encuentro. El disparo cruzado del chileno pasó a pocos centímetros del palo derecho de Amelia. Ni los cambios tácticos de Seedorf sirvieron de mucho: Pazzini sustituyó a Robinho para crear superioridad en el área rival, pero las pocas llegadas del conjunto rossonero no le dejaron participar en el ataque hasta el final, hasta que el partido cambió completamente.

El Milan tiene la suerte de contar con ciertas individualidades, ciertos futbolistas que pueden resolver un encuentro en una acción aislada. Uno de ellos es Mario Balotelli, el máximo goleador de la temporada en el conunto milanista. En el 85 y con un extraordinario lanzamiento de falta, el italiano empató el partido y dejó unos últimos minutos de emoción. Teniendo la suerte que no ha tenido en otros encuentros, Giampaolo Pazzini aprovechó su capacidad goleadora para rematar, en el área pequeña y tras un córner lanzado por Honda, un balón que acabaría en el fondo de las mallas, dándole de esa forma una victoria tan necesaria como obligada.

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